Tendencia del panorama varietal de los cítricos en la Comunidad Valenciana
El mundo de los cítricos está experimentando una transformación significativa en los últimos años. La internacionalización del cultivo y la globalización de las exportaciones tienen influencia directa sobre las tendencias varietales que deben conocer los productores mediterráneos. En un sector que se enfrenta a continuos desafíos como la sostenibilidad, la logística y las cambiantes preferencias de los consumidores, los productores deben adaptarse rápidamente, incorporando la innovación varietal a sus explotaciones para mantenerse competitivos. Esta diversificación varietal no solo amplía las opciones para los agricultores, sino que también responde a la demanda de los consumidores por productos de alta calidad y sabores únicos. El presente artículo, elaborado por la Asociación de Productores de Variedades Vegetales ASOVAV, detalla la compleja casuística del panorama varietal actual en la comunidad valenciana, desde la visión del agricultor. Además, supone un punto de partida para las actividades de transferencia que está liderando ASOVAV: en su apuesta por el asesoramiento agronómico, la asociación ha contratado a un ingeniero agrónomo para la evaluación de variedades de naranjas y mandarinas, en distintas condiciones climáticas y portainjertos, con el objetivo de facilitar esta información al productor y servir de vínculo entre empresas de mejora vegetal y productores de cítricos.
La Comunidad Valenciana sigue siendo la principal región productora de cítricos en España, representando el 64,1% de los 2 millones de kg de la producción nacional. Sin embargo, durante los últimos años ha aumentado el abandono de tierras de cultivo, muchas de ellas de cítricos. Por ello, es necesario comprender cual es el contexto actual internacional para entender las causas del descenso de superficie productiva y detectar posibles alternativas para mantener el auge de la citricultura mediterránea.
Los países terceros del hemisferio norte, especialmente Egipto, representan una amenaza significativa para la producción citrícola de España y de la Comunidad Valenciana. Esta amenaza, se manifiesta en varios aspectos: Egipto ha aumentado su cuota de mercado en los lineales europeos, aprovechando en algunas ocasiones una menor producción española. Entre septiembre y julio, el 51% de las naranjas importadas por UE son egipcias . Además, parece que la disposición europea por la fruta de estos países es una propuesta en firme y a largo plazo, o así se constata en los acuerdos comerciales preferenciales firmados con países como Israel, Marruecos o el mismo Egipto . Pero esto no es nuevo, viene de años. Lo que si es relativamente reciente es la alfombra roja al hemisferio sur con un acuerdo de libre comercio sin precedentes en el estado comunitario. Esta eliminación de aranceles permite la entrada masiva de cítricos de países del Mercosur, donde los costes de producción son significativamente más bajos y la competencia con nuestro producto local, se hace prácticamente inabordable. Cabe recordar que los países del hemisferio sur, tienen la capacidad de exportar variedades premium desde el mes de septiembre y que estas mismas variedades, en el litoral mediterráneo, alcanzan su máximo de calidad en febrero. La competencia desleal de estos productos se refleja de forma clara cuando estos cítricos no cumplen con los estrictos estándares de calidad y seguridad alimentaria exigidos en la UE, pero los riesgos fitosanitarios y normativos los trataremos en otro apartado.
El cambio climático también está afectando de manera clara al potencial productivo citrícola mediterráneo. Las temperaturas elevadas durante la primavera generan un adelanto en la floración y, por ende, en la posterior comercialización de los frutos. Además, olas intensas y recurrentes de calor durante los momentos de engorde del fruto y división celular muestran un efecto significativo en la reducción del tamaño del fruto. En lo que a aspectos de calidad se refiere, unas altas temperaturas durante los meses de otoño inciden en la coloración del fruto, es decir, dificulta el paso de los pigmentos verdes de clorofila a los carotenoides, que dan el color naranja tan característico de los cítricos (por eso Brasil es la principal exportadora de zumo, porque sus frutos no alcanzan un nivel de coloración suficiente para tener valor comercial de consumo en fresco). Otro ejemplo similar lo encontramos en las variedades rojas, sanguinas o sanguinelli. La pigmentación roja característica de estas variedades está estrechamente relacionada con la amplitud térmica, es decir, la diferencia entre la temperatura diurna y la nocturna, necesitando además unos mínimos en temperatura y periodo de tiempo, para que la pigmentación tenga lugar. Si no tenemos madrugadas de frio (incluso heladas suaves), se dificulta mucho la síntesis de antocianos y, por tanto, la comercialización de estos frutos tan particulares como tradicionales.
El comercio global genera en el consumidor, de manera indirecta, una percepción de fruta todo el año, es decir, una desestacionalización del suministro: la facilidad de acceso al mercado europeo de producciones del hemisferio sur, ha eliminado el concepto en el consumidor de principio y final de campaña, resultando en un suministro continuo de fruta. La transición entre mandarinas premium del HS a nuestras Clemenules y Clemenvillas de España es prácticamente nula. Actualmente en España se producen cerca de 700.000 toneladas entre Clemenules y Clemenvilla en una 20.000 has de cultivo. ‘Clemenules’ se obtuvo a partir de una mutación espontanea de ‘Fina‘ y es, sin duda alguna, una de las mejores variedades de mandarina, siendo la clementina más cultivada a escala nacional. Tanto es así, que popularmente se le conoce como la “reina” y durante los meses de noviembre y diciembre, es difícil posicionar una variedad en el mercado que le haga frente a la Clemenules. Pero también tiene problemas, principalmente en la piel, como el pitxat o bufado en condiciones agroclimáticas adveras, además de la presencia de semillas. Aquí también podemos ver los efectos del aumento de temperaturas en la producción de cítricos. Temperaturas diurnas altas en el periodo primaveral ha influido significativamente en la presencia de semillas en mandarinas, e incluso las conocidas como “de muy baja presencia o seedless” que, bajo estas condiciones, han podido presentar semillas. La fertilidad gamética femenina de estas flores con el aumento de temperatura es un problema no descrito ni estudiado, pero de enorme repercusión para la viabilidad de la citricultura española y valenciana. Por otra parte, la Clemenvilla, otra variedad del segmento medio de la campaña, también presenta unas excelentes calidades internas y productivas, siendo cultivada en gran parte del territorio productor, aunque por detrás de Clemenules. Esta variedad también presenta semillas, pero el principal problema lo tiene en la sensibilidad a Alternaria y un pelado medio difícil. La falta de materias activas para el control de este hongo está haciendo retroceder a variedades locales que hace 15 años, con más herramientas fitosanitarias, no tenían rival. Actualmente, la producción de Clemenules y Clemenvilla es muy superior a la demanda del mercado, lo que genera una reducción drástica en el precio pagado a los agricultores que, en algunos de los casos, ni siquiera pueden vender la fruta.
El éxito de una variedad se determina en los lineales de los supermercados. Si no presenta un buen comportamiento poscosecha, las cualidades productivas o de calidad del fruto pierden toda la importancia. Por decirlo de otra manera, el éxito de una variedad lo marca el consumidor, no el productor. El problema viene cuando este consumidor se hace cada vez más exigente en sus preferencias: los frutos deben presentar fácil pelado (easy peel), sin semillas, alto contenido en azúcar y un comer agradable y de textura crujiente al mordisco (crunchy), además de un calibre comercial adecuado. El color externo de la piel es lo primero que percibe el consumidor, por lo tanto, este debe presentar un tono rojizo intenso, sin alteraciones fisiológicas, aunque haya estado un largo periodo en cámara. Muchos de estos parámetros no se observan en las variedades anteriormente mencionadas y eso va en detrimento de su caché y la percepción del consumidor cambia por completo. Es por esto por lo que los programas de mejora varietal están centrando sus esfuerzos no solamente en ampliar el calendario varietal sino en ofrecer alternativas para la media campaña por la alta exigencia del consumidor antes comentada. En estos programas, desde inicio se descartan variedades sensibles a Alternaria y autocompatibles. Como decimos, esto no ocurría hace 15 años.
Los mandarinos que permiten alargar el calendario de recolección hasta mayo son los mandarinos híbridos. Provienen de distintos cruzamientos espontáneos entre variedades, la mayoría de casos desconocidos, y a partir de distintos programas de mejora genética. Los tradicionalmente cultivados en nuestra zona, Nova, Fortune, Ortanique o Ellendale se introdujeron como consecuencia de la importante demanda de mandarina tardía en mercados internacionales. En campo, el principal problema que presentan es que permiten la polinización cruzada con clementinas, lo que provoca la aparición de semillas en ambos grupos. Además, Fortune y Nova son sensibles a Alternaria. Esto, junto a la excesiva producción de clementina, tiende a los agricultores a buscar otras alternativas para la parte final de la campaña, como son los híbridos Nadorcott, Tango, Leanri, Orri o Valley Gold, las cuales son variedades muy productivas que palian en mayor medida los problemas antes mencionados. Aunque no todos pueden acceder a ellas, en algunos casos, por los altos precios de royalties y en otros, por la limitación de la superficie de plantación. En este sentido, organismos públicos de investigación, en colaboraciones con entidades privadas están trabajando en nuevas variedades como son PRI 103, PRI 88, PRI 87 propuestas por AVASA y Mandarino NulTAfo 03-334, FinNovt 03-008 y Mandarino NulTAfo 03-100 propuestas por el IVIA que serán más accesibles para el citricultor medio valenciano.
Conocer el contexto actual del sector citrícola mediterráneo es fundamental y supone un soporte a la toma de decisiones que puede resultar clave para la rentabilidad del agricultor. A la hora de iniciar una nueva plantación, es indispensable conocer, además de los aspectos agronómicos (tipo de suelo, clima, orografía, agua, etc), todo lo subyacente al proceso productivo y que a veces, resulta muy lejano para el productor. En esta línea, es indefectible conocer cual es el comportamiento poscosecha de una variedad, los posibles mercados potenciales, las ventanas de comercialización y la competencia con variedades similares en otros países. El equipo técnico de ASOVAV ha trabajado en la elaboración de una base de datos de variedades, disponible para sus asociados, que pueden resultar interesantes para el agricultor, siguiendo criterios agronómicos y teniendo en cuenta su potencial de comercialización según los estándares demandados por el consumidor actual.